Para la Justicia cordobesa, los siniestros viales son casos culposos y se falla en consecuencia. Los condenados a prisión son los menos. Y la realidad demuestra que falta mucho para cambiar.
Son vidas arruinadas. De un lado, porque sus existencias se acabaron para siempre, como víctimas de siniestros viales. Del otro, porque quienes cometieron esos dramas, al comando de vehículos, nunca más volvieron a ser los mismos. O porque sufrieron lesiones o porque el cargo de conciencia de la vida que arrebataron los dejó en la oscuridad.
Que es la principal causa de muerte en la Argentina no es novedad. Que la mayoría de las víctimas eran adultos jóvenes, tampoco. Que, en general, estos dramas conllevan una mezcla de desidia y desprecio por la vida del otro, mucho menos.
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