Como en todo balance, las salidas son sólo la mitad del problema. La otra mitad es que la posición económica que el kirchnerismo fue construyendo ahuyenta el ingreso de divisas en todas sus formas.
Desde mañana y hasta principios de marzo (cuando empieza la “temporada alta” de liquidación de exportaciones agropecuarias), las cuentas del Banco Central tienen, históricamente, su peor semestre.
Y aunque este flujo y reflujo de divisas es “natural”, sucede que este año el punto inicial del que parte la bajada de la marea es preocupante: menos de 30 mil millones de dólares.
Además, la demanda de pagos externos y la asistencia del Central al Tesoro (para tapar el agujero de las cuentas públicas) demandarán no menos de 10 mil millones de dólares.
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