En el fondo, subyace la idea de que los empleadores son de alta alcurnia, que tratan al otro despectivamente sin importarles nada. Y, en realidad, la gran mayoría de los empleadores son familias de clases medias.
“Y qué sé yo qué ART tengo que elegir... ¿Dónde la busco? ¿Cómo hago?”, se pregunta Dericia, una jubilada de 77 años que hace 15 da trabajo a Sara, dos horas dos veces a la semana. En realidad, el tiempo siempre es mayor, porque terminan almorzando juntas y jugando alguna partida de cartas.
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