Más allá de encuestas y puestas en escena, el país más influyente de la región define su rumbo inmediato y sus vecinos no están al margen.
No hay más tiempo para chicanas, golpes bajos ni operaciones de prensa aceitadas bajo guion de marquetineros políticos o entramados de poder que casi siempre salen bien parados cuando la batalla ha terminado.
Las urnas darán su respuesta en este país en el que conviven, mucho más de lo que muestran, dos proyectos en apariencia antagónicos que politizaron al electorado de la democracia más poblada de Latinoamérica.
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