Si la seguridad ciudadana se convierte en una herramienta de descalificación o de combate electoral, lo pagaremos caro. No sería sólo una utilización demagógica de una problemática social. Constituiría un error que se paga con la paz y la vida.
La tentación parece irresistible para algunos sectores de la sociedad que sólo se dedican al análisis pero no generan ideas o soluciones reales que mejoren el día a día de las personas. Las vecinas y los vecinos de cualquier ciudad no necesitan que sólo les cuenten las cosas. La demanda es por más soluciones.
Nos corresponde seguir fortaleciendo las acciones para combatir el crimen y continuar incluyendo a todos, para generar más y mejores oportunidades, y lograr así un marco propicio para vivir en paz.
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