Opinión Para millones de argentinos, ponerle el hombro al país y gozar de una vida material digna significa la obligación de soportar múltiples avatares diarios, impuestos por un sistema donde todo lo que se consigue es con base en inmensos sacrificios. Dicho sea de paso, el infructuoso intento de estirar los sueldos para llegar a fin de mes es una dramática rutina experimentada por jubilados, maestras, médicos de hospitales públicos o trabajadores independientes, para citar sólo algunos de los tradicionales exponentes de la sufrida sociedad. Gustavo Di Palma* Sin dudas, la cuestión material –o, si se quiere, el estilo de vida– es el principal parámetro para medir la enorme brecha entre “representantes” y “representados”.
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