Ciudadanos Agencia AP Pese a que no abundan los contratos para Ricardo Farfán, un payaso de 91 años, el hombre sigue levantándose apenas amanece, se toma un café y repasa un viejo cuaderno donde guarda centenares de hojas con chistes y entradas cómicas que usó con frecuencia como artista circense durante más de ocho décadas. "Observo una página y comienzo a repetir todo el chiste de memoria", dice en su casa de madera y techo de zinc en una barriada del sur de Lima, Perú, donde vive con su mujer. Tiene 91 años y desde hace 88 que se pinta la cara para arrancar sonrisas.
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