En esta batalla, que ya dejó más de 100 muertos y 400 heridos, el incendio del país se convirtió en algo más que una metáfora.
Un contingente de franceses, que no incluye sólo a diplomáticos, abandona presuroso el país en barco tras la orden de evacuación dispuesta en París. Es la continuidad del éxodo ya emprendido por españoles, italianos y otros europeos y occidentales, entre ellos estadounidenses, que fueron retirados de un territorio para el que no pocos auguraban una “nueva era de paz y libertad” hacia fines de 2011.
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