Hace ya mucho tiempo que la Argentina ha olvidado la vocación de protagonismo global que se le auguraba a comienzos del siglo 20, pero los nuevos requerimientos del mundo en materia alimentaria, educativa y científica abren un nuevo panorama a la esperanza.
Luis María Caballero*
Parece que el conformismo y la resignación se han hecho carne entre todos nosotros, y nuestros políticos se regodean en esta medianía general que nos mantiene todavía lejos del “fondo de la tabla”, pero que no nos acerca a los primeros puestos en ningún ranking de los que verdaderamente importan (salud, educación, seguridad, etcétera).
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