martes, 19 de agosto de 2014

De sueños y pesadillas





Ni el toque de queda ni la Guardia Nacional bajaron la intensidad de los reclamos cuando otra muerte acercó más combustible a las llamas.








“Las manos están arriba, no disparen”, gritan cada noche quienes ganan las calles de Ferguson, en el estado de Missouri. Allí, el 9 de agosto fue ultimado a balazos Michael Brown, un joven de 18 años. El sindicado como responsable es Darren Wilson.


Brown era negro, como casi el 70 por ciento de la población que habita la pequeña ciudad. Warren, blanco, como casi el 90 por ciento los policías que, en una proporción de 50 por cada tres uniformados afrodescendientes, actúan en esta localidad de unos 21 mil habitantes.









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