Es un exempleado de un sanatorio, acusado de haber cometido un asalto como venganza por su despido. En el golpe, una secretaria fue atacada y terminó encerrada por 12 horas. La mujer se defendió y mordió al agresor. No dan con presuntos cómplices.
Caía la tarde y la secretaria había empezado a preparar su bolso para marcharse. La jornada laboral había llegado a su fin. El teléfono sonó y no le quedó otra que atender. Del otro lado de la línea, un hombre, con tono amable, le pedía que aguardara unos minutos, ya que un proveedor iba a llevarle un dinero; a lo que la joven accedió.
Media hora después, la mujer sufriría una pesadilla en el marco de un asalto cometido por al menos un solo ladrón.
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