Los niños se estresan, eso es cierto. A pesar de que en muchos aspectos son más libres y, en promedio, felices que los adultos, ellos también sufren presiones, frustraciones y procesos de adaptación que desembocan en estrés y sus diversas consecuencias.
El estrés en los niños se manifiesta como reacciones a nivel psicológico, físico y actitudinal producto de diversas situaciones anormales que escapan a su control y producen desequilibrios que pueden tener consecuencias, a veces, hasta en la formación de su personalidad.
Algunos consejos útiles para ayudarlos a encarar momentos difíciles.
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