Con una sola escena se convirtió en uno de los directores más irreverentes de la historia del cine, en el rey total del mal gusto y lo bizarro o, como dijo William Burroughs, en el “pontífice del trash”: la gigante drag queen Divine masticó excremento de perro en Pink flamingos (1972) y ya nada volvió a ser lo mismo para John Waters (Estados
El director de Pink flamingos, maestro de la irreverencia, es famoso por sus comedias sucias y provocadoras. En su libro Carsick, recién traducido, narra un alocado viaje a dedo por Estados Unidos y repasa las claves de su mundo bizarro. En una entrevista con Ciudad X, dice que lo más peligroso es quedarse en casa.
Contenido extraido de: http://ift.tt/1Gtr146