Mundo Cuando los milicianos del grupo Estado Islámico ingresaron este mes en la Biblioteca Central de Mosul, su misión era destruir a un enemigo habitual: las ideas de otros. Los extremistas rompieron las cerraduras que habían protegido la mayor reserva de conocimiento en la ciudad norteña iraquí y cargaron unos 2.000 libros -cuentos infantiles, poesía, filosofía y tomos sobre deportes, salud, cultura y ciencia- en seis camionetas, dijeron vecinos de la zona. Atrás sólo dejaron los textos islámicos. ¿Qué fue del resto? Agencia AP Cuando los milicianos del grupo ingresaron este mes en la Biblioteca Central de Mosul, su misión era destruir a un enemigo habitual: las ideas de otros.
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