Sucesos “’Si no pagás, gordo, acordate que tenés familia, hijos’, me dijeron. Me descompuse, sufro de ansiedad y me tuve que tomar un ansiolítico. Tenía miedo por mi familia, por mis hijos”. Alberto Castillo, como los tres testigos que lo precedieron, no recordaba con precisión los hechos registrados el 31 de marzo de 2008, cuando una fuerza de choque de policías federales de civil apoyados por un grupo de uniformados coparon la galería San Martín y allanaron los locales de cambio de divisas y compra y venta de oro. Declararon cuatro de las presuntas víctimas, quienes hablaron de coimas o “peajes” y de amenazas. Todas coincidieron en que los invadía el miedo. Uno de ellos dijo que tenía que ir a pagar la supuesta extorsión a la misma delegación de la Federal en Córdoba.
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