Hasta ahora las impresoras 3D funcionaban a través de la impresión de una serie de líneas en 2D superpuestas que, en su conjunto, creaban objetos. Esto dejó de ser así gracias a Carbon 3D, que se trata de una impresora que, gracias al aprovechamiento de la luz y el oxígeno, permite dar forma a la resina utilizada en su confección y crear productos en una sola pieza.
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