La recomendación a los dirigentes que lo visitan para que “cuiden a Cristina” encierra el deseo del Papa de que la transición hasta el nuevo gobierno no sea traumática.
Al promulgar el jueves por la noche la ley que reabre el canje de deuda y establece que los bonistas podrán cobrar sus acreencias en otro domicilio que no sea Estados Unidos, la presidenta Cristina Fernández arrojó hacia el futuro una nueva incertidumbre. Nadie en el Gobierno está hoy en condiciones de asegurar con seriedad, y fuera del discurso político, que el conflicto con los fondos buitre podrá solucionarse de una manera favorable a la Argentina.
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