En Córdoba fueron muchos los chicos que lo imitaron, en improvisados cuadriláteros que hacíamos en jardines y patios, donde nos rompíamos la ropa en inocentes pero agitadas luchitas.
Cuando la muerte se lleva a una persona popular, uno siente que también se le escurren del alma aquellos personajes que el desaparecido recreó. En la semana que pasó se nos fueron dos grandes: El Pato Carret y “El ancho” Rubén Peucelle.
Al primero lo recuerdo de su participación en lo que considero el mejor programa humorístico de la historia televisiva argentina: La Tuerca. Me he reído todas y cada una de las veces que en el papel de su tintorero oriental preguntaba: “¿Tené boleta?”
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