Saben que es el único que visita constantemente Lampedusa, la isla cuya plataforma submarina es un cementerio de ilegales.
Aunque uno carga sus años, no deja de asombrarse por la resistencia al cambio que se percibe en las capas más visibles de la sociedad. Una tendencia acaso mundial, que aqueja en particular a los estratos medios y dirigentes. Acá tiene un sesgo netamente argentino, casi discepoliano. Somos especialistas en ver el lado malo y en decir “total… no va a pasar nada”.
Contenido extraido de: http://ift.tt/1sFhwZp