Ajeno a estos inconvenientes, en lugar del diálogo, el Gobierno no cesa de recurrir a la provocación política como única arma defensiva.
Kicillof dice que el dólar costará 9,45 pesos el año que viene, aunque será un bien más escaso, porque las ventas argentinas al exterior caerán un 10 por ciento.
Dice que la inflación será del 15,6 por ciento, aunque no se prevé ningún plan para que baje.
Que el gasto seguirá subiendo y los ingresos caerán, porque la soja costará menos. Y que la economía crecerá 2,8 por ciento.
Para este año el mismo ministro había previsto más del doble. Según el Indec, hoy la economía está en recesión.
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