miércoles, 1 de octubre de 2014

Cristina necesita un alquimista, pero Vanoli no es mago





Son dos legados de Fábrega: una deuda del Central con los depositantes de los bancos que creció 132% en 11 meses y una deuda en dólares oculta con proveedores externos de U$S 5.000 millones.








De tanto huir hacia adelante, al final Cristina Fernández llegó. Con la salida de Juan Carlos Fábrega del Banco Central, la Presidenta pierde al único funcionario de alto nivel que los agentes económicos en general consideraban portador de sentido común. Ahora, ella deberá ser su propio dique de contención.


En los mercados veían a Fábrega como un hombre con atributos modestos –no tiene título universitario, por caso, la carta orgánica del Central no lo exige– pero conocedor del sistema financiero.









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