lunes, 17 de noviembre de 2014

La paz como valor por contagiar





Hace algunos meses, me refería en esta misma columna a la gran anestesia de la cultura contemporánea, que paradójicamente exalta los sentidos y los adormece hasta llevarnos al sinsentido.


Al pensar en la anestesia, venía a mi mente la experiencia que vivimos cuando nos extraen una muela: cuando se pasa el efecto, suele haber un momento extraño de intenso dolor.







Pedro Torres*






La paz es un don que hay que acoger, pero también tarea que hay que construir pacificando primero nuestro corazón, y luego nuestros vínculos con los demás y con Dios.









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