sábado, 1 de noviembre de 2014

Realismo mágico en Cartagena





Juan José Erramouspe (Especial)






Media mañana de un día cualquiera. Después de desayunar, el viajero sale y se para en la puerta del hotel como para planificar hacia qué lado comenzará su caminata.


La temperatura y humedad le confirman lo acertado que estuvo al elegir la ropa: camisa suelta y liviana, pantalones cortos de lino y unas frescas alpargatas blancas con suela de yute. Pero, hay un detalle que no tuvo en cuenta: el fuerte sol obliga a cubrirse la cabeza.








Sumergirse en las angostas y empedradas callejuelas de Cartagena es vivenciar aquel realismo mágico del que hablaba Gabriel García Márquez. Como complemento de una visita a este Patrimonio de la Humanidad, una estadía en Isla Barú.









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