Mariano Oberlín es cura desde hace 11 años y está a cargo de la parroquia Crucifixión del Señor, de barrio Müller. A través de su labor pastoral trabaja con jóvenes de la zona con talleres-oficio para intentar darles una oportunidad para salir de la marginalidad –tal como lo hizo su padre– y alejarlos del narcotráfico y las drogas.
Mariano es hijo de Héctor Guillermo Oberlín, aún desaparecido, víctima de las horas más oscuras en las que comenzó a tejerse la red de complicidades que devino luego en el trágico golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Es cura y continúa con la labor social que realizaba su padre antes de ser secuestrado por la Triple A. Un caso que se analiza en la megacausa La Perla.
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