El llamado “caso Ciccone” tiene muchas aristas y, como la Luna, una cara oculta llena de misterios. El derrotero del caso ha seguido un rumbo laberíntico y tanta labor demuestra que algún minotauro se esconde entre sus caminos.
Hay que explicar qué se entiende por expropiación, según el derecho argentino; es decir, el deber ser.
La propiedad privada es inviolable, y el desapoderamiento de un bien ocurre luego de que una ley formal lo declara de utilidad pública y sujeto a expropiación y previamente paga al titular conforme a una valuación técnica.
El caso Ciccone revela que el deber ser y la realidad del derecho transitan caminos distintos en la Argentina, y nunca eso es bueno para nadie.
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