jueves, 31 de julio de 2014

Una disputa lateral por el diccionario del diablo





Mientras, el ensayo de acuerdo entre privados con la intervención de bancos argentinos, que en su hora aplaudía el oficialismo, sufrió anoche en boca de la jefa del Estado, y de la peor manera.








No porque la presidenta de la Nación y el ministro de Economía sostengan su porfía meramente semántica sobre el nombre del default, los mercados de capitales globales habrán de detener su rutina cotidiana de cotizaciones, ganancias y pérdidas.


El Gobierno se abrazó ayer a la bandera de una negación: no hay cesación de pagos. Enfrente, dos calificadoras de riesgo –Standard & Poor’s y Fitch– ya degradaron la nota de la deuda argentina al nivel de default selectivo o restrictivo.









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