Pueden haber sido vendidas como esclavas. O estar casadas con adultos. O muertas, consumidas por el sol del desierto africano. La única certeza es que no se sabe nada de las 219 adolescentes nigerianas que aún permanecen secuestradas el 14 de abril en la aldea de Chibok, Nigeria, por el grupo terrorista Boko Haram. El pecado de las niñas: ser cristianas y haber ido a la escuela a aprender algo que no era la sharia (ley islámica).
Nada se sabe de las jóvenes nigerianas secuestradas por la secta terrorista Boko Haram. Llevan más de 100 días en cautiverio.
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